Fiestas con café

Del espresso a la pista: los “coffee raves” revolucionan las salidas porteñas

coffee raves
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Una tendencia importada de Europa gana terreno en Buenos Aires: bares que cambian el alcohol por café, prenden música y transforman la noche en una fiesta distinta.

La noche porteña está cambiando. Cada vez más jóvenes eligen los café‑boliches: espacios que durante el día funcionan como cafeterías y, por la noche, bajan las luces, suben el volumen y abren la pista.

El fenómeno nació hace poco más de una década en Berlín y Ámsterdam, donde las primeras coffee raves ofrecían música electrónica, baristas y mesas comunales para reemplazar los tragos por café de especialidad. La propuesta se expandió a Londres y Nueva York antes de aterrizar en Buenos Aires, donde encontró un público que busca divertirse sin alcohol y de día.

Hoy, barrios como Palermo, Villa Crespo y Microcentro se convirtieron en escenario de estas experiencias que mezclan el aroma a espresso con DJs y playlists de house y techno.

5 lugares que marcan la movida

A.M. Coffee Rave (Palermo)
Pionero en el concepto. Música electrónica y espresso doble desde la mañana.
Cuándo: Sábados y domingos, desde las 10 h.

Behind Bar (Palermo)
De bar a boliche en la misma noche: cena, cocktails de café y DJ después de medianoche.
Cuándo: Miércoles a sábados, desde las 20 h hasta la madrugada.

Nivel D10s (Microcentro)
Bar selfie de día, pista urbana de noche.
Cuándo: Sábados desde las 8:30 h y domingos al mediodía.

Savage Club (Avellaneda)
Cenas grupales que terminan en fiesta con DJ y tragos a base de café.
Cuándo: Viernes y sábados hasta las 6 h.

Crespín After (Villa Crespo)
Brunch con piano y, en fechas especiales, sets de vinilos y baile en la vereda.
Cuándo: Eventos anunciados en redes (generalmente jueves y viernes).

¿Por qué están de moda?

La fórmula combina lo mejor de dos mundos:
Café y brunch para empezar el día.
Música y pista para quienes no quieren alcohol pero sí diversión.

Más que un boliche y más que una cafetería, los café‑boliches están marcando un cambio de hábitos en la juventud porteña: bailar, conocer gente y disfrutar del café como si fuera el nuevo cóctel de la noche.

Algunos locales ya planean extender la idea a otros formatos: matinés para adultos, after office con cappuccinos e incluso festivales diurnos de café y música. Parece que la tendencia recién empieza y promete mudar el centro de la noche… al aroma de un buen ristretto.

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