En un reciente episodio de su programa “Alguien tiene que decirlo”, Eduardo Feinmann arrojó luz sobre la situación en el Ministerio de Capital Humano y las renuncias que han sacudido a esta cartera. La protagonista de esta historia es Sandra Pettovello, cuya gestión ha estado bajo el escrutinio público debido a una serie de controversias.
Las fallas en Capital Humano
El Ministerio de Capital Humano confirmó esta semana las renuncias de dos secretarios. Los cuales se suman a una lista de más de quince salidas desde que Pettovello asumió su cargo. Entre los renunciantes se encuentran Maximiliano Keczeli, secretario de Coordinación Legal y Administrativa, y Gerardo Marcelo Hita, titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales. Keczeli, considerado la mano derecha de Pettovello, tenía una posición estratégica en el ministerio, abarcando áreas clave como Educación, Trabajo, Cultura y Desarrollo Social.
Además de las renuncias, se ha cuestionado la preparación y la capacidad de liderazgo de Pettovello. El periodista Eduardo Feinmann ha sido especialmente crítico. Afirmó que la ministra “viene pifiando fuerte con el dengue, con las prepagas y ahora con el tema universitario”. Feinmann también reveló que Pettovello posee acciones en alfajores Guaymallén y estudió en la Universidad Austral, donde se graduó como licenciada en Ciencias de la Familia.
Inestabilidad emocional
Sin embargo, las críticas no se detienen ahí. Según Feinmann, los ex profesores de Pettovello opinan que no está preparada para ser una funcionaria de primera línea. Además, se ha señalado que demuestra “mucho cotillón pero poca gestión”. Los funcionarios no duran mucho en sus cargos, y Pettovello se jacta de despedir personal con frecuencia. Pero lo más intrigante es su comportamiento emocional: se dice que grita y maltrata a sus subordinados, y cuando se siente desestabilizada, se encierra y llora. El periodista plantea que la cuestión de su estabilidad emocional es un tema recurrente. A veces pasa uno o dos días sin ir al Ministerio debido a su angustia.


