Guglielmi ha ocupado este cargo durante los mandatos tanto de Mauricio Macri como de Alberto Fernández, lo que resalta la importancia y la sensibilidad de esta posición en la protección del más alto cargo del país. Sin embargo, hasta el momento, ni la Presidencia, ni el Ejército ni el Estado Mayor han ofrecido explicaciones formales sobre la remoción de Guglielmi.
La falta de comunicaciones oficiales por parte de la Secretaría General, a cargo de Karina Milei, ha generado incertidumbre en torno a esta decisión y ha dejado abiertas preguntas sobre los motivos detrás de la destitución del jefe de la Casa Militar.
De manera repentina, se tomó la decisión de relevar al experimentado coronel mayor, quien contaba con respaldo en su rol de custodia presidencial durante las gestiones de distintos partidos políticos. Esta medida se llevó a cabo sin importar el color político de cada administración, lo que sugiere que hubo motivaciones independientes de consideraciones partidarias.
Durante el día de ayer, Guglielmi estuvo en la Casa Rosada desde la mañana hasta la tarde, e incluso se le vio entrar en al menos una ocasión al sector de la Presidencia, lo que añade un elemento de intriga en torno a su remoción abrupta.
El mercado de pases del Gobierno Nacional
La repentina remoción de Alejandro Daniel Guglielmi de su cargo como jefe de la Casa Militar ha sorprendido a muchos, especialmente considerando su amplia trayectoria y reconocimiento, que trascendía las filiaciones políticas de cada Gobierno.
Aunque no se ha confirmado oficialmente, se rumorea que Sebastián Ignacio Ibáñez, también coronel mayor, podría ser su sucesor, ya que habrían visto recientemente en la Casa Rosada. Sin embargo, la Presidencia no ha brindado información al respecto, manteniendo su habitual hermetismo.
La noticia de la salida de Guglielmi ha generado intensa especulación y discusión en la sede del gobierno nacional, destacando la importancia y sensibilidad del cargo que él ocupaba durante los últimos ocho años.


