Durante los festejos por el centenario de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, realizó una declaración que generó sorpresa e ilusión en toda Bolivia.
“Vamos a traer un Mundial aquí, claro, por supuesto, vamos a ver, vamos a hablar de qué Mundial hablamos”, expresó el dirigente ante dirigentes, jugadores y autoridades políticas reunidas en La Paz.
El acto contó también con la participación del presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, y del presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, quien asumirá en las próximas semanas.
Conversaciones con el nuevo gobierno
Infantino aclaró que su propuesta no está definida y que se abrirá una etapa de análisis junto al próximo gobierno boliviano. Según explicó, se buscará determinar “sobre qué tipo de Mundial” se podría trabajar, ya sea de mayores, juvenil o femenino.
El anuncio generó entusiasmo entre los hinchas locales y entre las autoridades deportivas, que ven en la iniciativa una oportunidad para posicionar a Bolivia en el mapa del fútbol internacional.
El desafío de lograr la sede
A pesar del respaldo simbólico de Infantino, la decisión final sobre la organización de un Mundial pertenece al Congreso de la FIFA, donde participan más de 200 federaciones de todo el mundo.
El organismo suele evaluar criterios como infraestructura, capacidad hotelera, conectividad aérea y experiencia previa en eventos internacionales antes de definir una sede.
Por el momento, no se han iniciado gestiones formales, aunque el mensaje de Infantino dejó abierta la puerta para que Bolivia se sume en el futuro a la lista de países anfitriones de la máxima cita del fútbol mundial.


