El 2024 será un año difícil para la economía mundial, con un crecimiento estimado entre el 2,4% y el 2,9%, el más bajo desde 2016. Esta desaceleración que influirá en las relaciones comerciales de Argentina se debe principalmente al alto nivel de endeudamiento de los países. Además de los crecientes riesgos geopolíticos, las tasas de interés que seguirán altas, aunque menores que en 2023, y los impactos climáticos cada vez mayores. Estos factores afectarán tanto a las economías avanzadas como a las emergentes, aunque con diferentes grados de intensidad. Publicaron informes a modo de pronóstico sobre estos cambios en la economía el Fondo Monetario Internacional y la Consultora Invecq.

Los socios de la Argentina
Los principales socios comerciales de Argentina también verán reducir en su economía los ritmos de crecimiento en 2024, aunque seguirán siendo superiores al de nuestro país. Uno de los más interesados en la Argentina, junto con Estados Unidos, es China. En el caso de este Estado, por ejemplo, hay problemas en la industria inmobiliaria que afectan a las finanzas y la economía en general.
En Brasil, el exceso de lluvias en el sur y las sequías en el norte, implicarán “una caída del 1,3% en soja y más del 5% en maíz”. Por su parte, Estados Unidos verá desacelerado su crecimiento por las elevadas tasas de interés del país. Sumado a la disminución del consumo privado y la situación de debilidad del mercado laboral.

La influencia de los factores externos
Algunos factores externos podrían atenuar el impacto negativo de la situación en la economía interna de Argentina. Por un lado, los precios de los principales commodities agrícolas, como la soja, el maíz y el trigo, se mantienen elevados en términos históricos. Esto favorece en gran medida a las exportaciones argentinas. Los productos mencionados alcanzaron picos en 2022. Lo cual se debió a la recuperación de la demanda mundial tras la pandemia y a la escasez de suministros por el aumento de los costos de producción, especialmente energía y fertilizantes. Se espera que las cotizaciones bajen gradualmente en 2024. Aun así, la demanda mundial de granos seguirá creciendo un 2% anual.
Por otro lado, se espera que la inflación continúe desacelerando en gran parte del mundo. Esto permitirá a los bancos centrales seguir recortando las tasas de interés. Podría generar un mayor flujo de capitales hacia los mercados emergentes, como Argentina, que ofrecen mayores rendimientos. Además, una menor inflación y unas tasas de interés más bajas podrían estimular el consumo y la inversión en las economías avanzadas. Beneficiando también, de esta forma, al comercio exterior argentino.

Dependerá de las políticas internas
Para 2024 se espera una consolidación de lo que comenzó a manifestarse el año pasado: disminución de la inflación y recorte de las tasas de interés a nivel global. Estos factores podrían generar un escenario más favorable para Argentina, que necesita recuperar la confianza de los inversores, renegociar su deuda externa y reactivar su economía. Sin embargo, la situación del país sigue siendo muy delicada, y dependerá, en gran medida, de las políticas internas que se adopten para resolver los problemas estructurales que arrastra desde hace décadas.


