El reciente informe del Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación ha generado un profundo debate sobre el programa Jóvenes y Memoria en las escuelas secundarias bonaerenses. La preocupación expresada se centra en el adoctrinamiento de los estudiantes al omitir aspectos relevantes de la historia argentina. Específicamente, relacionados con el accionar de las organizaciones guerrilleras durante el período 1973-1976.
La imposición del relato histórico
El cuestionamiento del Observatorio se fundamenta en la falta de veracidad y completitud de la información brindada en el programa. Lo cual podría afectar la capacidad de discernimiento y pensamiento crítico de los alumnos. Se destaca la exclusión de una parte dolorosa del pasado, donde muchos argentinos fueron víctimas de violaciones a sus derechos fundamentales.
El liderazgo del observatorio a cargo de Claudia Rucci, hija de José Ignacio Rucci, asesinado en 1973, añade un matiz importante al debate. Su designación por la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, sugiere un posicionamiento crítico hacia la narrativa histórica que el programa intenta imponer, especialmente desde el kirchnerismo.
El caso bonaerense
El informe señala que el programa no solo omite parte de la historia, sino que también incorpora definiciones políticas actuales. Esto intensifica las preocupaciones sobre su imparcialidad y su posible influencia en la formación ideológica de los estudiantes.
Este episodio no es un hecho aislado en la provincia de Buenos Aires. Ha habido previas advertencias sobre la intención de inculcar ideas a través de información sesgada, una práctica que recuerda a regímenes autoritarios que buscan moldear el pensamiento de los jóvenes en lugar de fomentar el pensamiento crítico.
Manipulación de los eventos
La historia reciente muestra varios casos de intentos de adoctrinamiento por parte de los gobiernos kirchneristas, como el reparto de cuadernillos durante la pandemia con propaganda gubernamental. También se destacan situaciones donde se pretendía manipular la percepción de eventos políticos recientes, como el intento de ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La politización de la educación se ha evidenciado en múltiples ocasiones, desde acciones directas en las aulas hasta discursos tendenciosos en eventos escolares. Estos casos, como el ocurrido en Verónica, demuestran la necesidad de preservar la neutralidad política en el ámbito educativo.
Educación y democracia
Es imperativo recordar que la escuela es un espacio emblemático para la formación de ciudadanos críticos y respetuosos de la diversidad de pensamiento. El intento de adoctrinamiento atenta contra estos principios fundamentales y debe ser rechazado de manera contundente por las autoridades educativas y la sociedad en su conjunto.
En última instancia, la enseñanza debe promover el pensamiento autónomo y la capacidad de análisis, en lugar de imponer una visión particular del mundo. Solo así se garantiza una educación verdaderamente democrática y pluralista, acorde con los valores de una sociedad libre y abierta.