El gobierno argentino confirmó que OpenAI y Sur Energy firmaron una carta de intención para desplegar el proyecto Stargate Argentina, que implicaría una inversión de hasta USD 25 000 millones para levantar un centro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia con una capacidad prevista de hasta 500 megavatios (MW).
El centro funcionará bajo el esquema del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), lo que le otorga al proyecto un marco regulatorio favorable para atraer financiamiento internacional.
¿Qué implica técnicamente y para qué sirve?
El megaproyecto apunta a dar soporte físico al procesamiento involucrado en modelos de IA como los de OpenAI. Actualmente muchos de esos procesos se realizan en Estados Unidos, y este centro busca acercar infraestructura al usuario latinoamericano.
La idea es disponer de un “offtaker” garantizado —en este caso OpenAI— que compre capacidad de cómputo, lo cual facilita la financiación de la obra.
Se estima que el proyecto comenzaría en 2026 y tendría su operación inicial desde 2027, iniciando quizá con fases menores (por ejemplo 100 MW) antes de escalar a la capacidad plena.
Ubicación, energía e impacto en tierra
Se evalúan cinco posibles sitios en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Los criterios clave son acceso a líneas de alta tensión, conectividad de fibra óptica redundante, disponibilidad de agua y accesibilidad para la construcción y operación.
Por su parte, el enfoque en energía limpia es central: Sur Energy buscará que la instalación esté alimentada por fuentes renovables o de alta eficiencia, y se valoriza la región patagónica por su potencial eólico e hidráulico.
Beneficios económicos y estratégicos para Argentina
- Si se concreta, el proyecto sería uno de los más grandes de infraestructura tecnológica y energética en la historia del país.
- Podría generar empleos directos e indirectos en construcción, operación, servicios, industrias satélite e innovación asociada.
- Posiciona a Argentina como un posible hub de infraestructura de inteligencia artificial para América Latina, lo que podría atraer inversiones complementarias y fortalecer el ecosistema tecnológico local.
- La adopción de IA en el país ya muestra señales: el uso de plataformas como las de OpenAI se triplicó durante el último año, según datos de la propia empresa.
Riesgos, interrogantes y condiciones por asegurar
A pesar del entusiasmo, analistas plantean cautela por varios motivos:
- Aunque OpenAI actúa como comprador de potencia, no está previsto que aporte capital directamente; la inversión dependería de Sur Energy y otros socios, deuda e inversión privada.
- La empresa local llamada a liderar el proyecto —Sur Energy— tiene un perfil poco conocido a escala global para proyectos de esta magnitud, lo que genera dudas sobre experiencia operativa y estructura financiera.
- La enorme escala de consumo energético y de recursos (aunque se diga renovable) plantea preguntas sobre impacto ambiental, empleo local, participación de industrias argentinas y retornos para la economía nacional más allá de infraestructura.
- Que el incentivo RIGI facilite el ingreso de capital extranjero es una ventaja, pero también implica compromisos de estabilidad, transparencia y seguimiento comúnmente complejos en contextos económicos y regulatorios volátiles.
¿Por qué ahora y por qué Argentina?
La decisión de la empresa tecnológica obedece a una combinación de factores:
- Argentina ofrece conexión geopolítica con Estados Unidos y un marco regulatorio diseñado para atraer grandes inversiones (RIGI).
- La región patagónica tiene disponibilidad de territorio amplio, fuente de energía (renovable o nuclear) y menores costos de competencia por infraestructura digital.
- La modalidad global de expansión de infraestructura de IA requiere acercar los datos y el procesamiento al usuario final (localización regional) para reducir latencia y optimizar eficiencia. Argentina entra en ese mapa estratégico.
Lo que viene para el país
- En los próximos meses se definirá el emplazamiento exacto entre las provincias mencionadas, así como los plazos, etapas de construcción y los socios de infraestructura que acompañarán.
- Será clave que el Gobierno argentino y las provincias involucradas definan claramente los marcos de empleo local, industrialización satélite, impacto ambiental, conexión con universidades y ciencia, para que esta inversión no quede solo en la “obra” sino en desarrollo estructural.
- La evolución del proyecto dependerá también del estado global de financiamiento de IA, de tarifas eléctricas, de las condiciones macroeconómicas argentinas (moneda, inflación, política) y de la estabilidad regulatoria.
- Si todo avanza, podríamos ver un fuerte cambio en el posicionamiento de Argentina en el mapa tecnológico global; pero la clave estará en transformarlo en ventaja competitiva y no solo en un “hub de servicio”.
Un nuevo capítulo tecnológico
El proyecto Stargate Argentina no es solo una obra de infraestructura: es un simbólico salto hacia la era de la inteligencia artificial y la computación intensiva para el país.
Si bien abre posibilidades inéditas, también plantea el desafío de articular esa apertura con mejoras reales en industria, ciencia y empleo locales. El próximo reto será convertir ese potencial en un impacto concreto que perdure.


