"La maldición del cordobesismo"

Schiaretti y Llaryora juntos otra vez: empiezan los armados del PJ cordobés para 2025

Schiaretti y Llaryora
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La necesidad de mantener la gobernabilidad los lleva a una estrategia que prioriza la estabilidad sobre la ambición nacional.

Para el peronismo cordobés, las elecciones legislativas representan un desafío recurrente, una suerte de jaula que limita su alcance nacional. Desde hace 25 años, el electorado cordobés ha respaldado el modelo encabezado por figuras como José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. Se trata de un legado que a Martín Llaryora se le exige continuar. Sin embargo, esta fidelidad local ha limitado la expansión del «cordobesismo» más allá de sus fronteras autoimpuestas.

El próximo año podría marcar una excepción para este partido provincial. La capacidad para influir en el debate nacional se verá atada al nombre que encabece la lista de Hacemos Unidos por Córdoba y al contexto político general. Llaryora busca que Schiaretti encabece la lista de diputados, una preferencia que implica garantías. Al mismo tiempo, son algunos sacrificios que repercutirán en el panorama político de 2027.

Próximos desafíos electorales

La reciente aparición conjunta de Llaryora y Schiaretti en un evento público sugiere un retorno al juego en equipo después de los primeros 100 días de distanciamiento. La preferencia de Llaryora por Schiaretti como líder de la boleta electoral responde a la necesidad de aprovechar el capital político del exgobernador. Su respaldo podría ser crucial para asegurar la defensa de las bancas en juego.

A pesar de la confianza en la capacidad de Schiaretti para mantener la representación provincial en el Congreso, el armado de la lista legislativa también depende de su consentimiento. La figura del exgobernador sería una voz influyente en el Congreso. Además, ordenaría un esquema de pensamiento independiente, un aspecto que Llaryora no ha logrado atender completamente.

El posible plan B de Llaryora involucra a figuras como Manuel Calvo y Miguel Siciliano, quienes tienen experiencia en el armado político. Sin embargo, su capacidad política podría no ser suficiente para romper con la «maldición del cordobesismo», que lucha por mantener sus escaños en un contexto nacional hiperpolarizado. La incertidumbre sobre una eventual candidatura de Schiaretti y la necesidad de mantener la gobernabilidad han llevado al llaryorismo a plegarse a una estrategia que prioriza la continuidad y la estabilidad sobre la ambición nacional.

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