Por orden de Donald Trump, Marines y Guardia Nacional patrullan Los Angeles tras cinco días de protestas. El detonante: redadas de ICE en barrios latinos. La ciudad vive un clima de tensión sostenida. Marines, protestas y militares son ahora parte del paisaje urbano.
Las primeras detenciones ocurrieron el 6 de junio. Agentes migratorios ingresaron al Fashion District y otras zonas comerciales. Al menos 44 personas fueron arrestadas. Las protestas comenzaron horas después. La policía respondió con gases lacrimógenos y balas de goma.
Las manifestaciones crecieron rápidamente. Se extendieron a zonas como Compton y Paramount. El gobernador Gavin Newsom desplegó fuerzas estatales. El conflicto en Los Angeles escaló cuando Trump activó la Ley de Insurrección. Ordenó el envío de 700 marines y 4.000 efectivos federales.
La alcaldesa Karen Bass rechazó la decisión. Aseguró que Los Angeles no necesitaba intervención federal. El gobernador presentó una demanda judicial. Afirmó que se vulneró la soberanía estatal. La tensión política subió al mismo ritmo que las protestas.
Más de 100 personas fueron arrestadas desde el inicio del conflicto. Los disturbios dejaron locales saqueados y múltiples heridos. Una periodista fue alcanzada por una bala de goma. Organismos de derechos civiles denuncian abuso de fuerza. La ONU pidió explicaciones al gobierno estadounidense.
Marines y protestas siguen marcando la agenda pública. El despliegue durará al menos 60 días. Costará 134 millones de dólares. La ciudad intenta recuperar la calma. Pero la presencia de marines y la continuidad de las protestas anticipan nuevos episodios.


