Este martes, la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja se reunió para emitir dictamen al proyecto de ley de Presupuesto General de la Administración Nacional para el ejercicio 2026, enviado por el Poder Ejecutivo.
El bloque oficialista logró, con sus aliados, un dictamen de mayoría que obtuvo 21 firmas frente a 20 del bloque alternativo de Unión por la Patria. El voto decisivo fue el “doble voto” del presidente de la comisión, Bertie Benegas Lynch, quien lo ejerció para desempatar.
Este trámite, que puede parecer técnico, adquiere relevancia política por dos razones: por un lado, marca un avance concreto del oficialismo hacia la sanción de uno de los pilares institucionales del próximo año; por otro, revela que la oposición mantiene capacidad de negociación —tanto dentro del recinto como fuera, con gobernadores y bloques provinciales— que podrían demorar o condicionar la aprobación final.
El rol clave de Benegas Lynch
El presidente de la comisión ejerció su facultad de voto de desempate para favorecer al oficialismo, lo que inclinó la balanza a favor del despacho mayoritario. Más allá de la mecánica, esta decisión lo coloca como un actor estratégico en la relación del Ejecutivo con el Congreso y abre interrogantes sobre los futuros acuerdos de reparto de recursos y la influencia de los gobernadores en la sanción del Presupuesto.
Las piezas de la negociación
Aunque el dictamen ya está emitido, la sanción del Presupuesto aún afronta varios escollos:
- La oposición fragmentada presentó tres dictámenes alternativos: uno de mayoría oficialista, otro de Unión por la Patria y un tercero de bloques provinciales.
- Los gobernadores, principalmente de provincias que reclaman obras, fondos o partidas especiales, esperan modificaciones al texto antes de comprometer su apoyo.
- La renovación de ambas cámaras prevista para el 10 de diciembre marca una fecha límite simbólica, aunque la votación final podría extenderse.
El impacto político y económico
El Presupuesto nacional define prioridades de gasto, ingresos, endeudamiento, subsidios y transferencias a las provincias. Lograr dictamen abre el camino para que el Ejecutivo tenga más certidumbre fiscal y política.
Para el Gobierno, esta victoria parlamentaria es una señal de fortaleza: muestra que puede avanzar con su proyecto y obtener respaldos formales en la Cámara baja. Para la oposición y los gobernadores, es un momento de alerta: buscan garantizar su margen de negociación y evitar quedar fuera del reparto de recursos.
Si el texto se aprueba sin incluir reclamos provinciales o sin atender tensiones sociales, el conflicto podría escalar en forma de reclamos territoriales o demoras en la ejecución presupuestaria. Por otro lado, contar con dictamen fortalece al Ejecutivo para exigir cumplimiento de metas y control de gastos.
Lo que viene
Las próximas semanas serán clave para seguir el camino del Presupuesto 2026:
- Confirmar si el dictamen pasa al recinto y cuándo se convoca la sesión.
- Observar si el Gobierno realiza concesiones a gobernadores o bloques provinciales.
- Evaluar cómo impacta este dictamen en el frente económico: metas de superávit, inversiones y distribución de fondos.
- Analizar si el oficialismo alcanza mayoría o si depende de acuerdos puntuales.
Escenario político
La maniobra de Benegas Lynch marca un cambio de ritmo en el Congreso. Hasta ahora, el Gobierno había tenido dificultades para lograr la aprobación de un Presupuesto desde su asunción. Con este dictamen, obtiene un primer triunfo. Sin embargo, el camino no está asegurado: la oposición ya demostró que puede dividirse en varios dictámenes, lo que le otorga poder de negociación.
En términos institucionales, el uso del voto doble del presidente de comisión también genera debate sobre la proporcionalidad y la presión sobre los legisladores de bloques minoritarios. El Ejecutivo ganó hoy una batalla, pero no necesariamente la guerra del Presupuesto.
Una apuesta que recién comienza
La obtención del dictamen representa un avance simbólico importante para el Gobierno: le permite avanzar en que su proyecto de Presupuesto 2026 empiece a caminar formalmente en el Congreso. Sin embargo, el texto aún debe enfrentar negociaciones clave con gobernadores, bloques provinciales, la oposición y sectores que reclaman partidas específicas.
Lo más importante aún está por determinarse: qué modificaciones se introducirán, qué concesiones se harán y cómo se compatibilizará la necesidad de equilibrio fiscal con las demandas territoriales y sociales que persisten en un país con desafíos económicos y políticos profundos.
Un proceso que recién comienza.


