Cinismo ideológico

La hipocresía de las feministas pro-Palestina

Mujeres palestinas vs. feministas
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Los colectivos progres respaldan públicamente a los regímenes opresores que vulneran derechos humanos básicos.

La izquierda argentina y las militantes feministas se ha movilizado repetidas veces en apoyo a Palestina por el conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas. Los manifestantes buscan visibilizar lo que consideran una agresión desmedida por parte del ejército israelí en la Franja de Gaza. Incluso, Myriam Bregman, fiel a su estilo confrontativo, culpó directamente a Israel por las víctimas civiles durante uno de los debates presidenciales.

Esta “demostración de solidaridad” deja al descubierto una notable hipocresía. Mientras se condena enérgicamente los atentados en el otro lado del mundo, se guarda un silencio ensordecedor frente a otras violaciones de derechos humanos en la región. La misma izquierda que se moviliza por Palestina, ignora los crímenes cometidos por regímenes autoritarios comunistas que causan sufrimiento y desplazamiento masivo, como el caso de Cuba. Esta doble moral pone en tela de juicio la sinceridad de su preocupación por los derechos humanos. Parece más bien una postura ideológica que una verdadera defensa de la dignidad humana.

El silencio selectivo de la izquierda

Los movimientos feministas de izquierda también han jugado un rol crucial en estas manifestaciones pro-Palestina. Denuncian lo que consideran un genocidio perpetrado por el Estado de Israel con la complicidad de Estados Unidos y las potencias europeas. Según estas organizaciones, las principales víctimas son mujeres y niños palestinos. Consideran que la opresión se enmarca en un contexto de expansión colonial y apartheid. Resulta contradictorio que estas mismas voces feministas no se alcen con la misma fuerza contra otras formas de violencia que son perpetradas por gobiernos de tinte socialista.

El silencio selectivo de la izquierda y los movimientos feministas es aún más evidente cuando se considera su falta de protesta frente a las atrocidades cometidas por el propio Hamas. Esta organización ha sido responsable de actos terroristas, violaciones de derechos humanos y uso de la población civil como escudos humanos. La falta de una postura crítica hacia estos abusos refleja una visión parcial y sesgada de la realidad. Entonces, solo se critica a uno de los actores del conflicto, mientras se absuelve o minimiza la responsabilidad del otro.

Acción Feminista Global (AFG), el Colectivo Feminista Palestino (PFC) y otras organizaciones similares combinan el feminismo con luchas populares de América Latina. También estas muestran una preocupante falta de coherencia. Al tiempo que se solidarizan con Palestina, no parecen prestar la misma atención a los abusos cometidos por gobiernos y movimientos en sus propios países de origen. Las banderas de la lucha contra el patriarcado, el colonialismo y la explotación capitalista son totalmente selectivas.

La realidad de las mujeres en Medio Oriente

Nacer mujer en la mayoría de los países de Medio Oriente implica tener menos derechos que los hombres. Se trata de un sistema profundamente arraigado de “tutela” masculina que controla y limita la libertad y autonomía de las mujeres. A lo largo de sus vidas, están bajo la supervisión constante de un hombre de la familia, ya sea su padre, hermano o marido. Necesitan su permiso para todas las actividades, desde estudiar y casarse hasta recibir ciertos tratamientos médicos.

Además, la mayoría de las mujeres deben obedecer a códigos de vestimenta estrictos que las despojan de su identidad y libertad de expresión. En Arabia Saudí, la policía religiosa conocida como “mutawa” vigila rigurosamente el cumplimiento de estas normas en espacios públicos, imponiendo castigos a quienes no se ajustan a ellas. Este tipo de regulación promueve una cosificación de las mujeres, reduciéndolas a meros objetos de control social, sumado a un fuerte adoctrinamiento desde la religión.

Vale aclarar que el Islam es una religión como las demás, con sus principios y valores, por lo tanto, este artículo no interpreta de ningún modo que todo musulmán es misógino. Sin embargo, los fanáticos en el poder son una amenaza para las libertades de los ciudadanos. Otro ejemplo es el de las mujeres que intentan huir de situaciones de abuso doméstico, ya que se enfrentan a un sistema que las desampara. No solo se las deja vulnerables, sino que también se refuerza su dependencia de los hombres: se las mantiene atrapadas en un ciclo de violencia y opresión.

En Palestina ocurre algo muy diferente a lo que imaginan las feministas. La situación de las mujeres es totalmente precaria, con una legislación sobre el estatuto personal que sigue sujeta al derecho religioso. La violencia doméstica es alarmantemente común, con el 59% de las mujeres y niñas casadas sufriendo abusos a manos de sus parejas. La respuesta institucional es insuficiente, con menos del 2% de las sobrevivientes denunciando a la policía y sólo el 40% de esos casos siendo investigados. La persistencia de estos sistemas de tutela y discriminación es una grave violación de los derechos humanos y una afrenta a la dignidad de las mujeres.

La banalización de los desamparados

En los regímenes que defienden las feministas progres, la capacidad de las mujeres para tomar decisiones cruciales sobre sus propias vidas está severamente limitada. Además, existe una disparidad legal que no solo es injusta, sino que perpetúa la dependencia y la subordinación de la mujer al hombre, negándoles la igualdad y la dignidad humana. Estas culturas fuertemente arraigadas en la religión islámica demuestran una clara violación de los derechos humanos básicos y perpetúan una dinámica de opresión y subordinación.

Entonces, la solidaridad de la izquierda argentina y de los movimientos feministas con Palestina se ve empañada por una notable hipocresía. Esta postura selectiva socava la credibilidad de sus causas y pone en duda su compromiso genuino con los derechos humanos. Lejos de ser consistentes en su condena de todas las formas de violencia, estas organizaciones respaldan públicamente a los perpetradores de regímenes opresores.

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