Continúa el tironeo contra las ambiciones de Claudio Chiqui Tapia, presidente de la AFA, quien defiende el actual modelo de asociaciones civiles deportivas sin fines de lucro. Acercamientos entre estos dos actores produce en un contexto de tensiones y alianzas políticas en el ámbito del fútbol argentino, como lo evidencia el reciente acercamiento entre Macri y Daniel Scioli, un antiguo rival político del presidente del PRO.
Scioli mostró su apoyo a las sociedades anónimas deportivas (SAD) a través de sus redes sociales, especialmente respaldando a dos dirigentes deportivos que abogan por una reestructuración del negocio del fútbol: Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata, y el propio Macri.
Este respaldo se suma a las tensiones existentes entre distintos sectores del ámbito futbolístico, exacerbadas por comentarios tanto de Scioli como de Pablo Toviggino, mano derecha de Tapia en la AFA y tesorero.
Con la posible participación de Andrés Fassi, presidente de Talleres de Córdoba, en el equipo de Macri, se vislumbra la posibilidad de una alianza estratégica entre Milei y Macri para influir en la AFA y, por ende, en el futuro del fútbol argentino.
Los actores separados por diferencias mínimas pierden poder de acción.
La relación entre Milei y Macri ha sido objeto de especulaciones, pero la inclusión de Fassi en este esquema podría significar un punto de inflexión, especialmente considerando el peso político y la influencia de Fassi en los clubes del interior del país.
Un ejemplo claro de esta dinámica es la intervención en la elección interna del Club Atlético Belgrano, donde la ratificación de Luis Artime como presidente del club fue clave. Asimismo, la relación cercana entre Tapia y Juan Cavagliatto, responsable de Instituto de Córdoba, demuestra la importancia de construir alianzas estratégicas en el ámbito futbolístico para garantizar el apoyo y la estabilidad en el interior del país.
Javier Milei y Mauricio Macri están buscando impulsar un cambio cultural en el ámbito del fútbol argentino, y la herramienta clave para ello serían las sociedades anónimas deportivas (SAD). Si bien todos los actores involucrados tienen sus ojos puestos en la presidencia de la AFA, reconocen que la lucha por las SAD es un paso necesario para «desmalezar» el campo de juego del fútbol nacional.
La postura del oficialismo de la AFA parece tener patas cortas.
Se reconoce que las SAD no impedirán que una entidad deportiva elija seguir funcionando como asociación sin fines de lucro si así lo desea, pero representan una alternativa para modernizar y profesionalizar la gestión del fútbol.
Sin embargo, el oficialismo en la AFA, que tiene mandato hasta octubre de 2025, muestra resistencia ante esta propuesta y defiende el modelo actual de asociaciones civiles deportivas sin fines de lucro. Pablo Toviggino, mano derecha de Claudio Chiqui Tapia en la AFA, anticipó en Twitter que el proyecto pro-SAD se enfrentará a dificultades.
No hace falta ser un genio para darse cuenta que Macri está entusiasmado con la visión de Fassi, ya que este se forjó como un líder destacado en el ámbito del fútbol argentino. Aunque en el pasado, la oferta para que Fassi formara parte del gobierno de Cambiemos en 2015 no se concretó, en la actual batalla contra Tapia, Fassi ha mostrado su disposición a colaborar con el proyecto liderado por Macri y Milei.
ZY


