En repetidas ocasiones, la opinión pública internacional ha calificado a la Argentina de racista, utilizando argumentos del momento ajenos a la realidad histórica del país. Este análisis busca desmontar estos mitos y prejuicios. Se ofrece una perspectiva informada sobre la composición étnica de la sociedad argentina y el desempeño de los vínculos en su población.
Prejuicios de la opinión pública internacional
La polémica más reciente se desencadenó después del triunfo en la Copa América 2024 en la final contra Colombia. Durante la celebración en un vivo de Instagram por parte de la Selección Argentina, se observa a Enzo Fernández cantando una canción que la Federación Francesa de Fútbol (FFF) calificó como «inaceptable, racista y discriminatoria». Este incidente alimentó nuevamente las críticas internacionales hacia Argentina, poniendo en el centro del debate la cuestión del racismo en el país.
Un ejemplo anterior de polémica relacionada con el fútbol ocurrió durante el Mundial de Qatar 2022. El Washington Post publicó una nota tras el triunfo de Argentina sobre Holanda titulada «¿Por qué Argentina no tiene jugadores negros en la Copa del Mundo?». La pregunta del diario podría haber surgido al observar el elevado porcentaje de jugadores de origen africano en los demás equipos. Sin embargo, la presencia de jugadores afro en seleccionados de fútbol europeos se debe a las secuelas del colonialismo, algo que Argentina no ejerció.
En la política, también ha habido controversias por comentarios percibidos como racistas. En 2021, durante la visita del presidente español Pedro Sánchez, el mandatario argentino Alberto Fernández afirmó: «los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad”. Esta declaración provocó críticas y llevó a cuestionar la imagen europea blanca de Argentina, como destacó el periodista Uki Goñi en The Guardian.
Los argentinos no solo venimos de los barcos
Sin embargo, la realidad histórica y social de Argentina es mucho más compleja como para considerarla meramente racista. Si bien es cierto que Argentina recibió una gran cantidad de inmigrantes europeos, especialmente durante los siglos XIX y XX, también es innegable que el país ha sido moldeado por una mezcla diversa de etnias. La afirmación de que «los argentinos no sólo venimos de los barcos» es un reflejo más preciso de la realidad multicultural del país.
Según la Encuesta Nacional Migrante de Argentina (ENMA), realizada en 2020 por el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina alberga a 2,2 millones de inmigrantes. Esta cifra demuestra la continua atracción del país para personas de diversas nacionalidades. La mayoría de las radicaciones entre 2012 y 2020 fueron otorgadas a personas de América del Sur. Principalmente de Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela y Colombia. Muchos llegaron por motivos económicos o para estudiar, aprovechando el sistema educativo gratuito y de calidad del país.
La prominencia del mestizaje desde la colonia
La diversidad étnica de Argentina se remonta a la época colonial, cuando las familias paradigmáticas argentinas incluían ascendientes españoles, indígenas y africanos. A lo largo de los siglos, esta mezcla se enriqueció con la llegada de inmigrantes de diversas regiones, como vascos, genoveses, irlandeses, judíos, polacos, balcánicos, otomanos e italianos. Esta herencia multicultural es una característica fundamental de la identidad argentina.
Un dato interesante es la segunda fundación de Buenos Aires en 1580 por Juan de Garay, acompañado por cien personas, de las cuales sólo cinco eran españoles puros. El resto eran «mancebos de la tierra», hijos de conquistadores y mujeres indígenas, lo que refleja el temprano mestizaje en la región. La llegada de africanos durante la época colonial también tuvo un impacto significativo en la composición étnica del país.
Daniel Schavelzon, en su obra «Buenos Aires Negra», documenta cómo la población africana llegó a representar más del 30% de la composición demográfica en ciertos periodos. En provincias como Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba, la población africana llegó a superar el 50% a finales del siglo XVIII. Este legado, aunque diluido con el tiempo por diversos factores, sigue presente en la cultura y la genética de muchos argentinos.
La desaparición de la esclavitud, junto con los casamientos interraciales, la baja natalidad y las malas condiciones de vida, contribuyeron a la disminución de la visibilidad de la cultura negra en Argentina. Además, la llegada masiva de inmigrantes europeos a fines del siglo XIX cambió aún más la composición étnica del país.
Multiculturalidad en la identidad nacional
En conclusión, el análisis de la composición étnica y la historia social de Argentina desmiente los estereotipos simplistas que etiquetan al país como inherentemente racista. A lo largo de su construcción, Argentina ha sido un crisol de culturas y etnias, forjando una identidad nacional que trasciende la mera ascendencia europea.
Si bien es cierto que persisten desafíos relacionados con la discriminación, la narrativa dominante debe reconocer la complejidad y diversidad de la sociedad argentina. En lugar de perpetuar mitos y prejuicios, es crucial enfocarse en las realidades multiculturales del país. El caso argentino nos recuerda que las identidades nacionales son siempre el resultado de múltiples influencias. Es importante recordar que la convivencia pacífica, la lucha por la libertad, la justicia y el respeto por la diversidad son los pilares de una nación.


