El consumo cómplice

Narcos, los héroes de streaming

Narcos Streaming
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Cuando el Gobierno Nacional declara la guerra contra el narcotráfico, lo hace en una era donde los malos son los adorados en las series masivas.

Vivimos en una era en la que las series en plataformas de streaming sobre narcos se han convertido en un fenómeno cultural global. Ha capturado la atención de millones de espectadores con historias de intrigas, violencia y glamour asociado al oscuro mundo del crimen organizado. Plataformas como Netflix han capitalizado este interés. Ofrecen relatos apasionantes que, aunque ficticios, a menudo presentan una apología seductora del estilo de vida vinculado al narcotráfico. Este fenómeno, aparentemente inofensivo, adquiere una relevancia alarmante cuando se conecta con la cruda realidad de la crisis de inseguridad que asola la ciudad de Rosario, Argentina.

Las series de streaming como «Narcos» o «El Chapo» han desencadenado un fenómeno de identificación peculiar en el público. Los anti-héroes narcotraficantes son presentados de manera que, de alguna manera, nos seducen. Sus acciones, aunque moralmente reprobables, son narradas de manera que despiertan simpatía y empatía en el espectador. Esto no solo distorsiona la percepción de la realidad, sino que también podría influir en la glorificación de un modo de vida violento y criminal.

Rosario, conocida en la actualidad por la crisis de inseguridad derivada del narcotráfico, se encuentra en el epicentro de este debate. La realidad cruda y sangrienta que enfrenta la ciudad contrasta fuertemente con la fantasía presentada en las series de narcotráfico. La violencia desenfrenada, los asesinatos indiscriminados y el miedo constante no son elementos románticos o glamorosos, sino problemas reales que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos.

También los funcionarios, a veces muy alejados de la realidad, viven una realidad paralela. El video que publicó en sus redes sociales el ministro de Defensa, Luis Petri, no deja de ser un caso de la banalidad con la que muchas veces los políticos se manifiestan en temas tan delicados.

La conexión entre la influencia de estas series y la crisis de seguridad en Rosario es una reflexión urgente. ¿Hasta qué punto la glorificación de la figura del narcotraficante en las pantallas contribuye a la proliferación del narcotráfico y la violencia en la vida real? Es un círculo vicioso que demanda una pausa reflexiva por parte de la sociedad y, especialmente, de los creadores de contenido.

La crisis en Rosario no es solo una cuestión de políticas gubernamentales o fuerzas del orden; es también un problema cultural y social. La normalización de la violencia y el glamour asociado al narcotráfico en la pantalla puede influir en la percepción de los jóvenes, creando una especie de fascinación que puede desencadenar consecuencias fatales.

La responsabilidad recae no solo en las plataformas de streaming y los creadores de contenido, sino también en la sociedad que consume estos productos. Es imperativo cuestionar la romanticización del narcotráfico y reconocer que la realidad va más allá de la ficción. La crisis en Rosario es un recordatorio trágico de que, mientras disfrutamos del entretenimiento, debemos ser conscientes de las peligrosas implicaciones que pueden tener en la sociedad y, en última instancia, en la vida de inocentes.

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