La decisión de la Junta Electoral del radicalismo cordobés de consagrar a Marcos Ferrer como presidente del partido, evitando una interna, ha generado un terremoto en la Legislatura de Córdoba. La medida provocó que dos legisladores radicales, Sebastián Peralta y Dante Rossi, abandonaran el interbloque de Juntos por el Cambio, lo que le ha facilitado al peronismo la posibilidad de construir una mayoría legislativa que hasta ahora se le había escapado.
Dos disidentes y nuevas estrategias
Representantes de espacios minoritarios dentro del radicalismo cordobés decidieron tomar distancia. Sebastián Peralta, quien era candidato a presidente del partido por uno de los núcleos internos, y Dante Rossi, abandonaron la coalición opositora en medio de duras críticas al proceso electoral. Su salida deja al radicalismo y a Juntos por el Cambio en una posición de mayor debilidad. Se generan polémicas por la cercanía de ambos con Myriam Prunotto, vicegobernadora. Mientras tanto, el PJ observa con satisfacción el quiebre en la oposición.
«Los que más pactan con el Gobierno provincial pretenden poner en duda nuestro compromiso opositor», señaló De Loredo
Desde el oficialismo peronista, se interpreta que la salida de estos dos legisladores radicales no les brinda automáticamente sus votos. Sin embargo, les da una oportunidad valiosa: la posibilidad de sumar a estos disidentes en votaciones clave, donde el quórum esté en juego. En el peronismo no se confía plenamente en que estos dos radicales apoyen todas las medidas oficialistas. Pero su independencia del interbloque opositor representa una ventaja estratégica.
Interna de la interna: Capital vs. Interior
En este contexto, el peronismo espera capitalizar la división interna del radicalismo cordobés. Se destacan dos facciones dentro del bloque radical: los legisladores con responsabilidad territorial en el interior y los de la capital, más alineados con Rodrigo De Loredo. Esta fisura es vista por el PJ como una oportunidad para presionar a los intendentes radicales del interior. Al mismo tiempo, estos podrían verse obligados a desmarcarse de las posiciones más duras del sector capitalino para no perjudicar sus gestiones locales.
Por otro lado, el oficialismo peronista celebra que la Junta Electoral de la UCR haya impedido la participación del espacio de Prunotto en la interna partidaria. Según analizan desde el PJ, una eventual derrota de la vicegobernadora en la interna radical hubiera representado un golpe para el propio gobernador Llaryora. Esta decisión, por tanto, evitó lo que habría sido un “papelón electoral” para el peronismo.
A pesar de esta crisis interna, el futuro de la UCR cordobesa aún depende de la resolución judicial. La Justicia Federal tiene hasta el 8 de septiembre para pronunciarse sobre la legalidad de la suspensión de las elecciones internas por parte de la Junta Electoral. Con el tiempo en contra, el radicalismo cordobés enfrenta una encrucijada que definirá su papel en la política provincial.