En la actualidad, la realidad de los clubes de fútbol seguido se asemejan más a la de empresas que a la de entidades deportivas tradicionales, dónde sus dueños son jeques árabes, empresarios, o famosos multimillonarios.
Ejemplos notables incluyen al París Saint Germain y al Newcastle United, que operan como corporaciones multimillonarias con vastos ingresos provenientes de acuerdos de patrocinio, merchandising y derechos de imagen de jugadores. Estos clubes han adoptado modelos de gestión empresarial sofisticados, compitiendo no solo en la cancha, sino también en el mercado global de entretenimiento.
Y mucho más remoto y reciente la propiedad de los clubes del campeonato de Arabia Saudita, específicamente el Al-Ahli, propiedad del príncipe del país árabe, dónde por ejemplo, en un período de de una temporada con la inyección del capital privado el valor de mercado de la plantilla incrementó un 1716,3%, club que ahora representan jugadores como Roberto Firmino, Saint-Maxim, Kessié, Mendy, Demirbay, Riyad Mahrez, entre otros.
El aspecto empresarial de los clubes también se manifiesta en la creación de academias de fútbol, desarrollo de infraestructuras y diversificación de sus inversiones. Equipos como el Manchester City, propiedad del grupo City Football, han ampliado sus operaciones más allá del fútbol, invirtiendo en equipos afiliados en diferentes partes del mundo y participando en proyectos de desarrollo urbano.
El City Grup son dueños de 12 equipos en 12 países diferentes, entre ellos el Girona, Palermo, New York City y Bahia de Brasil
La Bundesliga alemana destaca como un faro de resistencia. En el corazón de esta resistencia se encuentra la regla 50+1, una pieza clave del rompecabezas que ha mantenido a los clubes bajo la influencia directa de sus seguidores, garantizando así la conexión sagrada entre los hinchas y sus equipos.
La regla 50+1, o «50+1 Regel» en alemán, es más que una simple norma; es un pilar fundamental que ha definido la esencia misma de la Liga Profesional de Fútbol de Alemania desde su implementación en 1998. En esencia, esta norma requiere que los equipos cedan la mayoría de los derechos de voto a manos del club y sus socios, asegurando que la toma de decisiones recaiga en la base de aficionados en lugar de en una única entidad, ya sea física o jurídica.
Antes de que esta regla se convirtiera en el diferencial de la Bundesliga, todos los equipos de fútbol en Alemania eran clubes de socios, con una prohibición estricta de inversión externa. Sin embargo, las dificultades financieras de algunos equipos llevaron a la Federación Alemana de Fútbol a aprobar la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportivas en 1998. Pero, y aquí está el giro que define la identidad de la Bundesliga, para evitar que un solo inversor ejerza un control absoluto, se estableció la regla 50+1.
La regla dicta que el club profesional debe poseer al menos el 50% más una acción de los derechos de voto de la sociedad, asegurando que la mayoría del poder permanezca en manos de los socios.
Sin embargo, se permite que una parte del capital pertenezca a inversores privados, siempre y cuando no excedan el límite del 49% en derechos de voto.
En la Bundesliga, esta regla es la norma, no la excepción. Aunque existen algunas exclusiones notables, como el Bayer 04 Leverkusen y el VfL Wolfsburgo, vinculados a Bayer y Volkswagen respectivamente, que han obtenido excepciones debido a su financiamiento continuo durante al menos veinte años, son enraizados en empresas que participan en sus operaciones desde su fundación, la regla es clara: los clubes pertenecen a sus socios.
El peculiar caso del Borussia Dortmund merece atención especial. A diferencia de la mayoría de los clubes alemanes, el Dortmund cotiza en bolsa, proporcionando una alternativa para no depender de inversores externos. Por otro lado, clubes como el Schalke 04, Maguncia 05, Fortuna Düsseldorf, SC Friburgo y Unión Berlín permanecen con el derecho de propiedad 100% de los socios.
La Bundesliga ha mantenido una posición firme al respecto y no permite más excepciones a la regla 50+1.
Bajo las reglas actuales, los clubes no pueden competir en la Bundesliga si los inversores poseen más del 49% de los derechos de voto. La Liga Alemana de Fútbol (DFL), encargada de la gestión de la liga, ha comunicado que esta medida busca aumentar la seguridad jurídica de la regla 50+1 y abordar preocupaciones antimonopolio.
El impacto de la regla 50+1 va más allá de las fronteras alemanas. Incluso el gobierno británico, liderado por Boris Johnson, utilizó esta norma como una amenaza persuasiva para disuadir a los clubes ingleses de participar en el proyecto de la Superliga. Johnson amenazó con prohibir que propietarios extranjeros poseyeran más del 50% de un club, tomando inspiración directa de la sólida estructura alemana. Finalmente no tuvo repercusión.
Esta regla, concebida en 1998, ha sido la piedra angular para preservar la esencia del fútbol como un deporte de la gente, para la gente. Mientras que en otras ligas, como la Premier League, la influencia de jeques y magnates es innegable, la Bundesliga coloca a los aficionados en el centro de la narrativa futbolística.
En los días previos a 1998, el fútbol alemán seguía el modelo español, con clubes como entidades sin ánimo de lucro, en manos de sus socios. Sin embargo, la regla 50+1 cambió el panorama, asegurando que los clubes no se convirtieran simplemente en juguetes de la élite financiera, sino que mantuvieran sus raíces profundamente arraigadas en la comunidad local.
Un caso peculiar es el del RB Leipzig, propiedad de Red Bull, que adquirió su plaza en la quinta división y ha escalado hasta alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones. Aunque puede ser una excepción a la regla 50+1, demuestra que, incluso en casos atípicos, la conexión con los hinchas es esencial para el éxito sostenible.
Los números hablan por sí mismos: el Borussia Dortmund, con 153,787 socios; el Schalke, con 150,688; y el Bayern, con impresionantes 290,000. Estos clubes defienden de la regla 50+1 a capa y espada.
En el Bayern Múnich los socios retienen el 75% de las acciones del equipo, mientras que el restante 25% se distribuye equitativamente entre Adidas, Audi y Allianz, esta última siendo la aseguradora que da nombre al imponente estadio. Cada una de estas entidades posee un 8.3% de las acciones, contribuyendo así a la estabilidad financiera y la diversificación de la propiedad.
La regla 50+1, más allá de ser una normativa, se ha convertido en una filosofía que salvaguarda la esencia misma del fútbol alemán. Su implementación ha impedido que los clubes caigan en las manos de jeques o magnates, una realidad omnipresente en otras ligas europeas, incluida la prestigiosa Premier League y la española.
El fútbol alemán, con su regla 50+1, ha construido un escenario donde los hinchas no son simplemente espectadores, sino participantes activos en la narrativa de sus clubes. Esta conexión única entre los clubes y sus comunidades ha trascendido el ámbito deportivo, convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra las corrientes modernas que amenazan con erosionar las raíces del fútbol.
¿Entonces 50+1 o Asociaciones Civiles?
A medida que otras ligas observan con atención el experimento alemán, la regla 50+1 se presenta como un punto intermedio entre las sociedades anónimas deportivas, como en la Premier League, y las organizaciones sin fines de lucro en Argentina. Mientras algunos críticos argumentan que esta normativa puede limitar las inversiones y el crecimiento económico de los clubes, sus defensores sostienen que es esencial para preservar la esencia única del fútbol y su arraigo en la comunidad.
En el contexto argentino, donde las discusiones sobre la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportivas han generado intensos debates, la experiencia alemana ofrece una perspectiva valiosa. La regla 50+1 es un recordatorio de que es posible encontrar un equilibrio entre la viabilidad financiera y la preservación de la identidad y participación de los socios en el destino de los clubes.
La regla 50+1 no solo es una disposición técnica en el reglamento de la Bundesliga, sino un faro que ilumina el camino hacia un fútbol más auténtico y arraigado en sus raíces. Mientras el debate sobre la dirección que deben tomar los clubes continúa en nuestro país, la Bundesliga, con su regla emblemática, muestra un modelo que defiende la esencia del deporte más lindo del mundo.
La nota original fue publicada el 21 de noviembre.