La mañana de hoy en la sede de ANSES de la calle Eusebio Blanco, en la Ciudad de Mendoza, más de cien personas se encontraron con la sorpresiva noticia de que la dependencia permanecería cerrada. Tanto aquellos que tenían turno confirmado como los que aguardaban para solicitarlo quedaron en la puerta, frente a las persianas cerradas. La explicación del momento fue un corte de agua, pero la situación se enmarca en un contexto nacional de conflictividad por despidos en el sector público.
La excusa de la bomba de agua
Según los representantes de ANSES en Mendoza, la suspensión se debe a un desperfecto en la bomba de agua de la sede. Sin embargo, la gente mostró escepticismo ante esta explicación. Lo cual se debe al clima de tensión que se vive en todo el país por despidos y no renovación de contratos en organismos estatales. Esta situación se replica en diversas dependencias a nivel nacional, siendo la Ciudad de Buenos Aires el epicentro de los reclamos.
En otras oficinas, como la de Guaymallén, se sigue atendiendo a quienes tenían turno previo, pero no se brinda atención espontánea. Esto forma parte del contexto de asambleas y plenarios que están llevando a cabo los gremios estatales en todo el país. Se organizan en vista del paro general convocado por ATE para el próximo 10 de abril.
Reflejo de la situación nacional
Los delegados de ATE de Mendoza explicaron que se realizaron asambleas para definir el «plan de lucha». Posteriormente, se detectó el desperfecto en la bomba de agua. Esta situación la plantean como excusa suficiente contra la atención al público. A nivel nacional, los trabajadores estatales se encuentran en un proceso de deliberación para definir su participación en el paro general y la estrategia a seguir.
En medio de este clima de tensión laboral y conflictividad, la suspensión de la atención al público en ANSES Mendoza es un reflejo de la situación que se vive a nivel nacional. Los gremios presionan cada vez más al gobierno como reacción a las medidas de ajuste del sector público. Sin embargo, los que pagan el precio de esta resistencia, que solo se fundamenta en intereses particulares, son los ciudadanos.