Deporte y política

¿Cómo influyen las diferentes coyunturas nacionales en los Juegos Olímpicos?

Argentina JJOO
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El próximo duelo futbolístico entre Argentina y Francia en Burdeos escribirá un nuevo capítulo en esta historia de rivalidades.

El ideal de los Juegos Olímpicos como competencia entre individuos y no entre países parece cada vez más lejano. A pesar de sus palabras, incluso Pierre Fredi de Coubertin, padre del olimpismo moderno, no pudo evitar influir para que París fuera sede en 1924. En esa ocasión, los esgrimistas italianos, indignados por fallos localistas, cantaron el himno fascista de Mussolini. Un siglo después, con París nuevamente como anfitrión, la realidad sigue mostrando que la nacionalidad y el contexto político son inseparables del deporte.

Distintas conmemoraciones

El martes, mientras la selección de Ucrania perdía contra Argentina en Lyon, su país sufría ataques en varias ciudades. En este escenario de conflicto, la esgrimista ucraniana Olga Kharlan dedicó su medalla a los atletas caídos en la guerra, marcando una postura política clara. “Se lo dedico a nuestros atletas que no pudieron venir porque fueron asesinados por Rusia”, dijo. Estos Juegos Olímpicos también vieron cómo el judoca marroquí Abderrahman Boushita y el argelino Messaoud Redouane Dris evitaban saludar a oponentes israelíes, expresando así sus posiciones políticas.

El contexto histórico también estuvo presente en la ceremonia de apertura, cuando los atletas argelinos recordaron a sus compatriotas asesinados por la policía francesa en 1961 lanzando rosas al Sena. Este gesto resaltó las profundas cicatrices de la historia colonial, mientras que la propia Francia recordó su turbulento pasado con escenas de la Revolución en una actuación exagerada. Algunos consideran que el deporte no puede aislarse del contexto político y social.

La utopía de la neutralidad

En 1968, en medio de la Guerra Fría se propuso eliminar los símbolos patrios de los Juegos Olímpicos. La propuesta no prosperó, pero evidenció las tensiones entre la neutralidad ideal del deporte y la realidad de las confrontaciones políticas. Algunos representantes del periodismo deportivo, como Ezequiel Fernández Moores, consideran que los Juegos Olímpicos han convertido la lucha por las medallas en un símbolo de la confrontación entre naciones.

El ideal de neutralidad y paz en el deporte, aunque reconfortante, se enfrenta a realidades complejas. ¿Es justo exigir a un atleta que salude a su oponente cuando siente que ese gesto traiciona a su pueblo en guerra? Estas tensiones son evidentes en cada evento deportivo, como se ve en el fútbol argentino, donde se canta contra los ingleses recordando las Malvinas, o burlándose de Francia, nuevo rival tras la final de Qatar. La disculpa de Enzo Fernández por cantar una canción identificada como discriminatoria subraya la carga política y emocional del deporte.

El próximo duelo olímpico entre Argentina y Francia en Burdeos escribirá un nuevo capítulo en esta historia de rivalidades. Más allá de las competencias deportivas, el deporte sigue siendo una manera de estar juntos, como dijo el filósofo francés Michel Serres. Sin embargo, en un mundo cada vez más polarizado, esa unidad se ve constantemente desafiada por la política y las pasiones nacionales.

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