El rol del Gobierno

El déficit por sobre la seguridad energética nacional

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Los pasos en falso que viene dando el gobierno en su política energética son cada vez más irresponsables y atentan contra la seguridad energética nacional, además de afectar a la industria y a la estabilidad económica del Estado a largo plazo.

En medio de una fuerte ola de frío en todo el país, el sector energético es nuevamente noticia, esta vez por declararse en pre-emergencia. Esto significa que no se está pudiendo responder a los requerimientos de gas, lo que ha derivado en una política de cortes programados a la industria y a las estaciones de GNC, poniendo en duda la capacidad del sistema frente a uno de los inviernos más fríos de los últimos tiempos. Pero, ¿cómo se llegó a esta situación?

Desde el inicio de la administración actual, el gobierno ha cometido una serie de errores en su política energética que solo han empeorado el estado de la situación. Con el objetivo de reducir el déficit fiscal, la estrategia ha sido recortar el flujo estatal principalmente en obra pública, atrasar el pago de contratos con las distribuidoras y demorar la importación de gas que suple la demanda interna cuando no se logra abastecer con la producción nacional.

La gestación de la escasez de gas natural

Desde la asunción del nuevo gobierno, la administración nacional ha optado por desestimar el rol estratégico que cumplen las empresas públicas. En cuanto al sector energético, se han desestimado las funciones de ENARSA, se la ha desprestigiado y se la ha incluido entre los activos a privatizar.

Asimismo, no se ha priorizado la construcción de obras clave para el abastecimiento energético nacional, pasando por alto la implementación de un plan de transporte nacional. Esto se evidencia en la resolución RES-SE N° 67/2022, donde la Secretaría de Energía de la Nación creó el Programa Sistema de Gasoductos “Transport.Ar Producción Nacional”, cuyo objetivo es ejecutar las obras necesarias para promover el desarrollo, crecimiento de la producción y abastecimiento de gas natural, sustituyendo las importaciones de GNL y de Gas Oil – Fuel Oil que se utilizan para abastecer la demanda prioritaria.

Para lograr el ansiado superávit fiscal, el Ministerio de Economía decidió retrasar la construcción de las plantas compresoras del GPNK y la reversión del gasoducto norte. Estas dos obras estaban programadas para este invierno con el fin de disminuir los requerimientos de importaciones y cubrir mayor nivel de la demanda con gas local. En esta misma línea, la estrategia oficial ha consistido en ahogar a las distribuidoras con retrasos récord en los pagos del régimen de zona fría, mantener el PIST estancado durante todo el verano (recién actualizado en abril) y no pagar el Plan Gas, acumulando deudas con las empresas de upstream desde diciembre 2023.

En cuanto a la compra de gas, el Ministerio de Economía optó por no importar gas natural a pérdida. Hasta principios de mayo, la estrategia fue no importar gas natural licuado a precios internacionales superiores a los precios internos, nuevamente priorizando el superávit fiscal. La Secretaría de Energía realizó solo una compra mínima de 10 barcos para todo el invierno y ofreció esos volúmenes en el mercado local al mismo precio internacional al que los adquirió. El resultado obvio fue que ninguna distribuidora quiso validar esos precios y todas las licitaciones de ENARSA en el MEGSA quedaron desiertas. Ante esta respuesta, la Secretaría de Energía decidió no realizar nuevas compras de gas natural licuado, quedando solo 2 barcos para mayo.

La ola de frío, los infortunios y el abandono de la estrategia oficial

Como colofón al conflicto, la Secretaría de Energía no instruyó la compra de gas para el abastecimiento en plena ola de frío. El principal riesgo al priorizar siempre y en todo lugar el superávit fiscal es que no se cumplen con los roles básicos de la política pública, poniendo en riesgo el suministro energético de la sociedad. En este caso, la mínima importación durante una ola de frío pone en riesgo el calentamiento de los hogares, con posibles daños a la salud de gran parte de la población. Además, la escasez de este hidrocarburo en el sector industrial retrasa la actividad y, por ende, supone un fuerte golpe económico.

La mala planificación energética se ha visto agravada por infortunios recientes. La ola de frío, totalmente inusual para esta época del año, ha estresado el sistema de gas. Además, las inundaciones en Brasil han jugado un rol crucial: desde hace dos semanas, Argentina no está importando energía eléctrica desde Brasil, lo que ha elevado los costos del sistema, aumentado la demanda del parque generador térmico local y sumado demanda de combustibles como el gas.

Ante esta situación, el gobierno se vio obligado a abandonar su estrategia oficial. La semana pasada, ENARSA y CAMMESA salieron a licitar internacionalmente compras de GNL para el invierno y de gasoil para las centrales térmicas. Esta decisión, tomada tarde y a las apuradas, evidencia una grave falta de planificación por parte de la Secretaría de Energía, que ahora tendrá que enfrentar los mercados internacionales sin una estrategia de precios clara. Cabe destacar que esta situación llevará entre 15 y 30 días para normalizarse, considerando el tiempo necesario para el llamado a licitación internacional, adjudicación y arribo de los buques.

En medio de todo el caos, recién este lunes 27 de mayo, el ENARGAS (Ente Nacional Regulador de Gas) resolvió mediante la RES 233/2024 la reversión del Gasoducto Norte (GN) por ENARSA. Esto implica la ampliación del GN existente con adecuaciones en 6 plantas compresoras y la construcción de 122 km de caño nuevo para llevar gas desde Vaca Muerta al NOA. Varios técnicos han comentado que esta es una resolución acertada, pero que llega demasiado tarde.

Finalmente, es importante mencionar que el gobierno está teniendo problemas para moderar su dogmatismo cuando se trata de la obra pública estratégica nacional y el sector industrial, aspectos cruciales para el desarrollo del país y para la estabilidad del superávit a mediano y largo plazo.

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