Intento de Golpe

Bolivia: presente político convulsionado

Bolivia
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El miércoles 26 junio el Estado Plurinacional de Bolivia sufrió un intento más para interrumpir el orden constitucional vigente.

El ya destituido jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, intentó tomar junto a un grupo de militares el Palacio Quemado, sede del Gobierno Boliviano.

Cronología de los Hechos

Ya durante el mediodia del Miércoles, el presidente de Bolivia Luis Arce (MÁS) alertó mediante su cuenta en la red social X que se estaban observando movimiento militares irregulares en algunas unidades del Ejército Boliviano. Las imágenes posteriores que surgieron también en X, mostraron a la cúpula militar del país encabezada por el ex jefe del Ejército Juan José Zúñiga, avanzar por el centro de La Paz con tanques en las calles y cientos de efectivos del ejército en los alrededores del Palacio Quemado.

No fue hasta que el propio presidente Luis Arce se acercara a las puertas del Palacio y plantara cara al militar para frenar el golpe de Estado, en una imagen que quedará en la historia del país. “No se equivoque general, respete la democracia! ¿Va a entrar así con tanques?”.

Pidiendo a la población que saliera a las calles para proteger la Democracia, el gobierno y el propio presidente pudieron frenar este intento golpista. Antes de ser detenido, Zuñiga afirmó “queremos restaurar la democracia” y mencionó los problemas económicos del país sudamericano. “Asimismo, también antes de ser detenido, Zúñiga acusó al presidente Arce de haberle pedido hacer algo para aumentar su popularidad, incluyendo sacar tanquetas a las calles. El Gobierno de Bolivia publicó un comunicado en el que rechazó cualquier señalamiento sobre que los hechos de este miércoles fueran un autogolpe de Estado.” (CNN Español, 24 de junio, 2024).

Este incidente es uno más que se suma a la lista de interrupciones al orden constitucional de Bolivia, sumándose al de Octubre de 2019 que provocó el derrocamiento a Evo Morales, resultando en la autoproclamación de la vicepresidenta del Senado como su sucesora, Jeanine Añez, y que más tarde sería reconocida por el Tribunal Constitucional Plurinacional. En 2021, junto a otros miembros de su gabinete, fue detenida por los presuntos delitos de «sedición, terrorismo y conspiración», debido a su participación en los hechos de 2019 que resultaron en la renuncia de Evo Morales, y que fueron calificados como un Golpe de Estado.

¿Por qué sucedió esto en Bolivia?

Históricamente, el país sudamericano al igual que muchos otros de la región, posee antecedentes de un pasado donde durante varias décadas los Golpes de Estado fueron moneda corriente, pero hace tiempo que no suceden. El último golpe militar consumado en la región fue en Honduras en 2009, el cual desembocó en elecciones algunos meses después.

Aunque intentos no han faltado. Más cerca a la fecha, pudimos ver a partidarios de Jair Bolsonaro intentando tomar el Palacio Presidencial y el Congreso a principios de 2023, aunque luego fueron neutralizados. También en Perú en 2022, donde el entonces presidente Ramón Castillo intentó perpetrar un autogolpe de Estado buscando la disolución del Congreso, el Ministerio Público y el Poder Judicial frente al tercer proceso de destitución al que se enfrentaba. Posteriormente fue destituído y encarcelado, asumiendo la presidencia de la República Dina Boluarte, su vicepresidenta.

No existe una sola explicación para demostrar por qué se dan los intentos de Golpe de Estado, pero aquí se detallan algunos de los factores que han influído en este intento de Golpe de Estado en Bolivia, siendo también transversales a otros sucesos de interrupción del orden constitucional que se han llevado a cabo en Latinoamérica.

Injerencia de las Fuerzas Armadas

En las últimas dos décadas en Bolivia, la injerencia de las Fuerzas Armadas han ido socavando el fortalecimiento de las instituciones. Progresivamente en el último tiempo, han ido desconociendo progresivamente sus funciones y se han ido infiltrando en la vida política del país. Esto quedó evidenciado en los levantamientos y movilizaciones que se produjeron en el país en la primera mitad del año, apoyados por líderes opositores como así también permitidos por las fuerzas policiales.

División del MÁS (Movimiento al Socialismo), el partido gobernante

Es sabida la división política interna del MÁS, donde la lucha de facciones entre seguidores del presidente Arce y partidarios del liderazgo del ex presidente Evo Morales, se disputan el poder del partido. Todo indica una división de candidaturas entre ambos líderes para las presidenciales de 2025, donde Evo intentará reelegirse afirmando que está autorizado para postularse, a pesar de que el Tribunal Constitucional Plurinacional emitió una sentencia indicando que una persona puede ejercer la presidencia solo por dos períodos. El alto grado de polarización entre los políticos, bien al estilo Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Argentina, o Rafael Correa y Lenin Moreno en Ecuador, no ha hecho más que fragmentar aún más la poca cohesión política y social que yace hacia dentro de los países latinoamericanos, logrando un consecuente desgaste de sus partidos políticos, y de sus figuras.

Problemas económicos

La coyuntura económica del país no es la mejor. En los últimos meses, Bolivia ha experimentado protestas callejeras y bloqueos de carreteras debido a la escasez de dólares, la disminución de las reservas internacionales (en 2014 eran de 15.000 millones de dólares mientras hoy no llegan a 2.000 millones) y las crecientes dificultades para importar combustibles. A esto se suma una inflación en alza que se ve reflejada en la variación del IPC (Índice de Precios al Consumidor), dando el doble que el año anterior en la medición de mayo.

Además, su principal fuente de ingresos que es la venta de gas, va en declive debido a que sus principales clientes (Argentina y Brasil) le compran mucho menos gas del que le compraban hace algunos años. No sabemos cual será el desenlace de este hecho, pero sí podemos afirmar que este intento de Golpe de Estado en Bolivia no hace más que demostrar la fragilidad política, económica y social actual que se vive en el país andino, y sienta otro precedente al que debemos tener en cuenta a la hora de analizar las realidades de los distintos países de la región.

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