La salida de Nicolás Posse del Gobierno ha marcado un punto de inflexión en la reestructuración de Télam. Con su partida muchos funcionarios traídos por él al Gobierno se encontraron en la cuerda floja, pero Diego Chaher, quien ha actuado como interventor de la agencia, toma un rol protagónico. Chaher, abogado de profesión, está marcado como el artífice del «desarme» de la agencia.
Desde la Casa Rosada, se evalúa que Chaher ha cumplido con éxito su cometido. La implementación del plan de retiros voluntarios resultó en la salida de casi la mitad del personal de Télam. Esta reducción significativa de la plantilla le ha granjeado a Chaher un mayor espacio y reputación dentro del oficialismo, situándolo en una posición estratégica para controlar otras empresas públicas con vistas a su eventual privatización. Pasa a ser el verdugo de las empresas públicas.
De Télam a APESA.
El cambio de nombre de Télam a APESA (Agencia de Publicidad del Estado Argentino) simboliza un cambio de rumbo en las funciones y objetivos de la agencia. Según Feinmann, APESA se dedicará exclusivamente a gestionar la publicidad del Estado, eliminando su rol como agencia de noticias. Esta transformación implica que la nueva entidad funcionará con una dotación mínima de 80 trabajadores, en comparación con los cientos de empleados que Télam ha tenido históricamente.
Feinmann puntualizó que APESA «solo se va a ocupar de la publicidad del Estado«, subrayando que esta reorganización responde a una directiva del presidente Javier Milei, quien en marzo pasado ordenó el cierre de Télam, calificándola como “un medio de propaganda kirchnerista”.
El periodista también afirmó que APESA «va a volver a ser lo que en su momento era, una agencia de publicidad del Estado donde todos los medios tendrán que ir a pautar«.
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Reacciones y repercusiones
La reducción drástica de personal y el cambio de nombre representan, para muchos, el fin de una era en la historia de la comunicación estatal en Argentina. La agencia Télam, fundada en 1945, se consolidó como un pilar fundamental en la difusión de noticias y en la cobertura de eventos de relevancia nacional e internacional.
La historia de Télam está marcada por altibajos y cambios de dirección según los gobiernos de turno. La agencia tuvo constantes controversias y debates sobre su independencia y objetividad. La decisión de transformarla en APESA y reducir su personal a una mínima expresión plantea un punto final para la propaganda política disfrazada de periodismo estatal.
Sin embargo, este cambio también suscita preocupaciones sobre la concentración de la gestión publicitaria en una sola entidad y las posibles implicaciones para la pluralidad y diversidad informativa en el país.
Fin.